PARQUES

EL BARRIO DE EL CRISTO

Lugar de recreación, descanso y encuentro, el “parquecito de la emulación”, nombre con el cual lo conoce la mayoría de los bayameses, se ha convertido en un espacio público muy atractivo donde confluyen la historia y la tradición de la ciudad Monumento Nacional.
Precisamente en esa zona del reparto bayamés de El Cristo estuvo ubicada desde 1856 hasta el 12 de enero de 1869, cuando fue destruida por la quema de la ciudad, la iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje, la cual le dio nombre al barrio y a la plaza aledaña a esa edificación religiosa.
Al inicio de la colonización los primeros pobladores ibéricos se alojaron en las inmediaciones de lo que es actualmente la Plaza del Himno, mientras los indios fueron relegados a las afueras de la villa, divididos y ubicados en los extremos este y oeste, en los sitios conocidos como Caneyes Arriba y Caneyes Abajo.
De esa forma, en la villa se distinguieron desde épocas tempranas tres zonas bien delimitadas: Bayamo Centro, el barrio de San Juan al este, en la parte conocida como Caneyes Arriba, y el barrio de El Cristo al oeste, en dirección de Caneyes Abajo.
La iglesia de El Cristo se encontraba precisamente frente a la casa donde nació el patriota José Antonio Saco, en el espacio que conforman en la actualidad la intersección de las calles Donato Mármol y Francisco Vicente Aguilera, y la confluencia de las calles José Martí y José Fornaris.
Al inicio de la etapa republicana el ayuntamiento de la ciudad la nombró Plaza José Antonio Saco, pero años después, específicamente el 6 de diciembre de1929, la misma institución decidió  levantar en ese lugar un parque que rindiera tributo al general José Ángel Fernández de Castro y Céspedes.
Los representantes gubernamentales expusieron que tal merecimiento se debía “al amor y el interés puestos en la reconstrucción de Bayamo y sus méritos como patriota, y por el esfuerzo puesto por Fernández de Castro en el progreso de la ciudad y sus vías de comunicación, en especial el ferrocarril”.
En lo que debió ser el centro de la plaza original, permanece un busto del ilustre bayamés sobre piedras de canteras, con la inscripción: “A la memoria de José Ángel Fernández de Castro y Céspedes (1858-1916). General del Ejército Libertador, constituyente en las Asambleas de la Yaya y 1901, Primer Alcalde Municipal por elección popular en Cuba Independiente, representante a la Cámara en tres períodos, y el hijo a quien Bayamo más le debe en su progreso reconstructivo. Su pueblo”.
En las últimas décadas comenzaron a denominarlo “Parque de la Emulación”, por ser el lugar escogido para dar a conocer los resultados emulativos del movimiento sindical, y aunque esas actividades dejaron hace tiempo de celebrarse allí, algunos continúan llamándolo así.
Una figura en mármol blanco que representa una cascada fue adicionada en el 2002, en la esquina del parque donde confluyen las calles Francisco Vicente Aguilera y José Fornaris, como resultado de un taller internacional sobre escultura ambiental que tuvo lugar ese año en la ciudad.
--------------------------------------------------------------------------------------------------

LA LUZ ILUMINA BAYAMO







A sólo unos pasos de la casa donde vivió Luz Vázquez y Moreno, la hermosa joven que inspiró la primera canción romántica cubana, La Bayamesa, se encuentra un sitio que ilumina con su nombre esta parte del centro histórico de la ciudad.
Al igual que el patronímico de la bella patriota, el lugar al que hacemos referencia se llama Plaza de La Luz, con lo cual el destino propició una feliz coincidencia.
En sus orígenes la plaza recibió el nombre a partir de la antigua Iglesia de La Luz, que estuvo ubicada entre las calles Céspedes y Máximo Gómez, y también se designó así a la barranca que permite el paso hacia el río Bayamo desde esta zona de la ciudad.
La plaza y la iglesia adquirieron mayor importancia después de la quema de Bayamo el 12 de enero de 1869, al efectuarse en ella los oficios religiosos de la iglesia mayor desde entonces, y hasta la reconstrucción de esta última en 1919.
En 1953, nuevos planes urbanos permitieron la unión entre la parcela de terreno situada frente a la Iglesia y el pequeño tramo del Callejón de la Municipalidad, hoy calle Luz Vázquez, y fue destinado a la construcción de un parque infantil, el primero de su tipo que tuvo la ciudad.
Al otro extremo de la Plaza de la Luz, colindante con la iglesia, se construyó un edificio destinado a una escuela primaria.
En 1980 fue inaugurado allí el elegante inmueble que alberga la sala teatro José Joaquín Palma, en el lugar que ocupó la edificación religiosa, una transformación que estuvo a cargo del destacado arquitecto Walter Betancourt.
Los trabajos incluyeron además, la demolición del parque infantil y la recuperación de parte de la plaza.
El espacio construido antes para escuela, lo comparten ahora una Galería Universal de artes plásticas, y otras entidades culturales.
Muy cerca del lugar, en la calle Céspedes, se conserva una réplica de la Ventana de Luz Vázquez, sitio donde fuera estrenada en una memorable serenata la canción “La Bayamesa”.
Justo al lado permanece la casona colonial donde nació Tomás Estrada Palma, primer presidente después de la instauración de la República en nuestro país, y que hoy funciona como la sede de la filial de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba en la provincia.
La plaza mantiene en cierta medida el ambiente colonial, pues todavía se pueden apreciar allí varias casas de la época que conservan sus fachadas originales, y mantienen sus techos rojos con tejas criollas, lo cual embellece el entorno.
Colindante con el inmueble de la galería de arte se ubica la prolongación de la calle Lora, un tramo muy sugerente  con posibilidades  de ser utilizado como área para actividades culturales y recreativas, en función de complementar la actual plaza.
Muy cerca de allí se encuentra situada la barranca de La Luz, uno de los lugares por donde las fuerzas mambisas asaltaron la ciudad en aquella jornada memorable del 18 de octubre de 1868 durante la Toma de Bayamo, a sólo ocho días del alzamiento de Carlos Manuel de Céspedes en el ingenio Demajagua.  
Con su belleza y su nombre, la Plaza de La Luz ilumina el centro histórico de Bayamo, y se convierte en un lugar jerarquizado por sus valores patrimoniales, y el importante servicio cultural que presta la sala teatro José Joaquín Palma.

-------------------------------------------------------------------------------------



LA MENDOZA



Al igual que una casa necesita de un patio o un jardín para respirar, las ciudades requieren de las plazas y los parques que aparecen de repente ante nuestros ojos como verdaderos oasis llenos de verdor,  en medio de tantas viviendas, edificios y otros inmuebles.
Por eso es que siempre se agradece encontrar en Bayamo esos pequeños espacios públicos donde los vecinos conversan sobre los temas cotidianos, y que los caminantes aprovechan para descansar bajo la sombra protectora de los árboles.
Uno de esos lugares acogedores lo es sin dudas el parque de La Mendoza, ubicado en la calle Máximo Gómez, entre León y Canducha Figueredo, a sólo una cuadra de la céntrica Plaza del Himno.
Quizás por no tener la magnitud de otras plazas más grandes y renombradas de la ciudad, en ocasiones no nos detenemos a pensar en esta área tan significativa de nuestro entorno.  
Al investigar sobre los orígenes de este parque descubrimos que forma parte de nuestra historia patria, y por eso merece ser rescatado del olvido, a partir de su extraordinario valor ambiental y patrimonial.
El parque está situado en la zona de La Mendoza, que fue la más importante de las barrancas del río Bayamo, y sirvió como sendero victorioso de Carlos Manuel de Céspedes en la Toma de Bayamo. 
Por este lugar subió hasta la ciudad la caballeriza mambisa y los esclavos liberados, estos últimos provistos con machetes de labranza y lanzas de madera.

Esa quebrada dejó de ser un remanso poético, para convertirse aquel 18 de octubre de 1868 en un barranco revolucionario.
Luego del comienzo de la Revolución el 10 de octubre, Bayamo fue elegido como el lugar más estratégico de la región para propinar el primer golpe certero de las tropas mambisas.
Al mando del Mayor General Carlos Manuel de Céspedes, y con un ejército de mil quinientos hombres, comenzó el ataque a la ciudad por tres lugares distintos a la vez.
A la primera columna, dirigida por el General Juan Hall, fue asignada la entrada a la ciudad por la barranca de La Luz; a la segunda, presidida por el General Manuel de Jesús Calvar, la entrada por La Lizana. A la tercera, dirigida por el propio Céspedes y el Teniente General Luis Marcano, le correspondió hacer su entrada por el paso de La Mendoza.
Este lugar tan especial de Bayamo también fue testigo del nacimiento y desarrollo intelectual de una de las primeras cubanas que incursionó  en la literatura: Úrsula Céspedes de Escanaverino.
Poetisa y educadora, fiel exponente de la cultura del siglo 19, nació el 21 de octubre de 1832. Vivió en uno de los pocos inmuebles construidos en la zona en aquel entonces, frente a la barranca de La Mendoza.
Hoy el antiguo inmueble ostenta en su exterior una tarja conmemorativa a la Poetisa, y sería una excelente idea convertir ese local en un museo que honre su memoria y divulgue su obra literaria.
Una de sus publicaciones poéticas más importantes fue “Ecos de la Selva”, con prólogo de su primo Carlos Manuel de Céspedes, quien la llamó “La Calandria Melodiosa”.
En sus orígenes la barranca de La Mendoza fue construida por  esclavos, y la misma fue pavimentada en piedra a modo de lajas, por donde circulaba el agua que drenaba de la pequeña ciudad de antaño.
Existieron allí muros de ladrillos bajos que bordeaban ambos lados de la pendiente hasta las márgenes del río, como muestran fotos de la época, y fue un paso muy utilizado por la población bayamesa para acceder a la vía fluvial.
El 15 de agosto de 1938 de forma oficial y por conveniencia del gobierno de turno, se declaró el cierre de la barranca, dejando de estar destinada al uso general de los vecinos. El hecho fue justificado con el estado ruinoso de la misma, como a lo innecesario de esa vía por haberse abierto otras con motivo de los nuevos trazados de carreteras existentes.
Al cerrarse la barranca comenzaron a construirse en el lugar los  inmuebles que componen ahora la línea de fachada con estilo art-déco, y que tienen al fondo las márgenes del río Bayamo.
Actualmente se requiere de la aplicación de un proyecto urbanístico, arquitectónico y ambiental, para que el lugar conserve su identidad, valores históricos y tradiciones culturales.
Proyecto urbanístico para la reanimación del parque de La Mendoza
Proyecto urbanístico para la reanimación del parque de La Mendoza
Proyecto urbanístico para la reanimación del parque de La Mendoza
Además de apreciar el sitio por su belleza y tranquilidad, las jóvenes generaciones de bayameses deben conocer también que La Mendoza es un área relevante de nuestra ciudad, escenario de importantes acontecimientos vinculados con la historia de la Patria.

-------------------------------------------------------------------------
                         EL PARQUE DE LAS MADRES

 
Además de ser uno de los espacios públicos más hermosos y acogedores de la ciudad, el área que conocemos en Bayamo como el Parque de las Madres se ha convertido en un sitio donde se le rinde un tributo permanente a la mujer más importante de nuestras vidas.
En este lugar estuvo ubicada durante los primeros años de la colonia la Plaza de San Francisco, frente al convento del mismo nombre, el cual se construyó sobre una de las barrancas que permitían el acceso hacia el río.
Fundado en 1582, el convento de San Francisco fue el primer plantel de enseñanza pública de la villa.
Luego de la quema de la ciudad el 12 de enero de 1869, en sus ruinas se brindó asilo a los menesterosos; fue también morada de los frailes capuchinos en los primeros años del siglo XX, y desde 1921 funcionó durante el período republicano como el colegio religioso La Divina Pastora.
En la actualidad nace allí la calle Perucho Figueredo, interceptada por las arterias Máximo Gómez y Céspedes.
El 4 de julio de 1927 el Congreso del Ayuntamiento de Bayamo aprobó una ley en la cual se planteaba que el  segundo domingo del mes de mayo de cada año estaría dedicado a rendir un tributo de veneración a las madres.
En esa misma fecha se aprobó por unanimidad del Ayuntamiento erigir en el Cementerio de la ciudad un obelisco que perpetuara la memoria de la madre muerta, y sirviera además como estímulo al amor por las madres vivas.
No fue entonces hasta el 26 de marzo de 1929 que se toma el acuerdo de erigir en la plazoleta de San Francisco, frente al antiguo convento del mismo nombre, un obelisco en honor a las madres, disponiéndose además que en el mismo lugar se construyera un parque.
De esta forma derogaban lo planteado anteriormente, pues no se encontró significación alguna para construir tal obelisco en el cementerio de la ciudad.
Ya en 1947 se elabora el proyecto para convertir una parte de esta plazoleta en el monumento a las madres, en cuyo entorno se construyen 4 bancos y un arbolado.
El 12 de julio de 1953 se inaugura el monumento a las madres, el cual se construyó con la cooperación del pueblo y la iniciativa del Club Rotario de Bayamo.
Es este monumento el elemento figurativo de mayor relevancia en el parque, y representa a una madre sentada y acompañada por dos hijos.
Durante el día este sitio se llena con la alegría y la algarabía de los niños y jóvenes que estudian en las escuelas cercanas, pero llegada la noche el parque se transforma en un lugar apacible, ideal para compartir entre familiares y amigos.
 Aunque está dedicado a nuestras progenitoras, la historia del Parque de las Madres está también indisolublemente ligada a la evolución de las instituciones educacionales de Bayamo, y a los maestros y estudiantes que la reconocen como un lugar entrañable colmado de recuerdos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario