ENTRE LAS ESPINAS, NACIERON LAS FLORES.
El 5 de abril de 1870, hace hoy 144 años, el adolescente
José Martí es confinado a las canteras de San Lázaro, lugar donde llegaban los
presos condenados a trabajos forzados por múltiples causas, entre ellas los
llamados delitos de infidencia.
A Martí, quien tenía en ese momento solamente 17 años, le
fijan en el tobillo de la pierna derecha
un grillete, unido a la cadena que aprisiona su cintura.
Unos meses antes, en octubre de 1869, un grupo de
“voluntarios” españoles habían registrado la vivienda del amigo de Martí,
Fermín Valdés Domínguez, y encontraron una carta dirigida a un conocido, a
quienes acusaban de traidor por haber ingresado en las filas del ejército
español. Los dos son encarcelados, y ambos aseguraban ser los autores de la
carta.
Martí es condenado a seis años de privación de libertad,
y el 4 de abril de 1870 ingresa en la cárcel de La Habana con el número 113,
donde trabajaría hasta doce horas diarias en condiciones infrahumanas.
En ese lugar conoció al anciano Nicolás del Castillo y al
niño Lino Figueredo, y sus vivencias le servirían para escribir en España el
libro El presidio político en Cuba.
En este folleto José Martí relata de una forma magistral
la amarga experiencia vivida en las canteras de San Lázaro durante el periodo
en que él estuvo preso, obligado a trabajar en condiciones infrahumanas.
Está dirigido a los españoles, como si les estuviera
hablando, como si les presentara este horrible espectáculo por escenas;
continuamente los invoca a ver y condenar.
No buscaba Martí novedad literaria; lo concibió como un
documento de indignada acusación, no sólo por el maltrato físico, sino por el
maltrato a la moral y a la condición humana; pero no por ello deja de ser una
pieza artística.
Frente al terrible dolor del presidio, Martí opuso un
singular optimismo, que lo ayudó a luchar con el convencimiento de la victoria
final; por eso escribió en este trabajo:
"La noción del bien flota sobre todo, y no naufraga
jamás".
A mediados del mes de agosto, debido a su estado de
salud, José Martí es trasladado a la cigarrería del penal y luego a La Cabaña.
La cal le había enfermado los ojos y el grillete le produjo una úlcera en la
pierna.
Estatua de José Martí en la Fragua Martiana |
De fecha 28 de agosto de 1870 es la dedicatoria a su
madre, doña Leonor Pérez Cabrera, en una foto en la que aparece de pie y con el
grillete, y le escribe:
"Mírame, madre, y por amor no llores: si esclavo de
mi edad y mis doctrinas, tu mártir corazón llené de espinas, piensa que nacen
entre las espinas, flores.”
José Martí.
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