¡ACABEMOS CON ESTA COLOSAL INJUSTICIA!
Queridos amigos:
No era necesaria toda la violencia que se empleó en nuestro
arresto.
Eran exactamente las seis de mañana cuando derribaron la
puerta de la casa de Maggie, ubicada en un callejón del poco poblado Cayo Big
Pine.
Recuerdo la luz potente de una linterna alumbrándome a
los ojos y varias armas de todo tipo apuntando a mi cuerpo, al tiempo que me
ordenaban tirarme al suelo boca abajo y poner las manos en mi espalda. Había
allí más de una veintena de hombres y mujeres armados.
Me metieron en un auto, sin vestir, con esposas apretadas
a más no dar que mantenían mis brazos en la espalda, y pusieron el aire
acondicionado a la medida más elevada.
Me condujeron a las oficinas del FBI en
Key West y por el camino un oficial, con saña, me presionaba con preguntas.
Todo respondía a un plan, porque en Key West todo estaba cerrado. Luego me
llevaron de regreso a Big Pine y de ahí Cuartel del FBI en Miami, donde me
sometieron a otro interrogatorio.
Al no acceder a responder me trasladaron al Centro de
Detención Federal. Fue el comienzo de 17 meses de castigo en celdas del llamado
hueco. Aquel 12 de septiembre y por varios días, solo nos dieron una colcha y
un rollo de papel sanitario.
Un amigo mío acostumbraba a decir: "Las
comparaciones son malas", y yo veía mucha razón en sus palabras. Así que
no trato de comparar.
El mes pasado, en Noruega, fue finalmente sentenciado
aquel terrorista, un noruego ultraderechista de 33 años llamado Andrés Behring
Breivik, que "el 22 de julio de 2011 mato a 77 personas, ocho de ellas en
un atentado con bomba contra la sede del gobierno de Oslo, y otras 69,
principalmente adolescentes, en un tiroteo contra el campamento de verano de la
Juventudes Laboristas en la isla de Utoya, disfrazado de policía". Recibió
la pena máxima: 21 años de cárcel.
En nuestro caso, sin haber cometido delito alguno; sin
jamás haberse podido probar, porque es improbable, porque somos inocentes, los
cargos de espionaje y asesinato; sin jamás haber tenido un arma en nuestro
poder, lo cual no hacía falta porque actuábamos con paz, sin la más mínima
violencia, contra el terrorismo, fuimos arrestados de forma extremadamente
violenta, fuimos sometidos a un aislamiento inhumano y fuimos sentenciados a
cadenas perpetuas, las máximas sentencias, y enviados a las penitenciarías más
rudas del sistema federal.
Hoy, 12 de septiembre, se cumplen 14 años de prisión.
Ustedes, amigos, terminarán un día con esta colosal
injusticia.
Cinco abrazos.
!Venceremos!
Antonio Guerrero Rodríguez
12 de septiembre de 2012
Prisión Federal de Marianna.
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